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El hogar es ese espacio diseñado para el bienestar de toda la familia y, por esta razón, la arquitectura, la distribución y la decoración de una casa se proyectan y ejecutan en función de garantizar la mayor comodidad posible para sus residentes. En ocasiones algunos factores ambientales se pasan por alto, y estos pueden convertirse en un problema importante tanto para huéspedes como para visitantes.
Uno de esos problemas que pueden preocupar y perturbar la tranquilidad es saber cómo bajar la humedad de una casa o algunas habitaciones.
La humedad es la cantidad de agua o vapor de agua contenido en determinado espacio o superficie, incluido el aire. Sobre este último elemento surge el concepto de humedad relativa, el porcentaje de presión de vapor de agua presente en un ambiente ligado al porcentaje requerido (100%) para que el aire alcance su saturación a una misma temperatura.
Los altos niveles de humedad relativa dentro de una vivienda generan consecuencias que inciden negativamente no solo en aspectos como la comodidad y estética del hogar, sino que también pueden perjudicar la salud de sus residentes. Algunos de los efectos indeseados que pueden presentarse son los de sentir con un mayor grado las temperaturas extremas del exterior, tanto en épocas de frío como de calor; sufrir daños en muebles, libros y ropa o deterioro de techos y paredes; e incluso padecer de complicaciones respiratorias, como alergias o asma.
Para contrarrestar dichos efectos es necesario controlar este factor climático, algo que puede hacerse fácilmente siguiendo determinadas recomendaciones que mejorarán la calidad de vida de los residentes del espacio.
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¿Cómo bajar la humedad de una habitación?
Para evitar daños causados por humedad en algunos espacios de nuestro hogar es necesario seguir ciertas pautas. A continuación planteamos algunas opciones para bajar la humedad en una habitación que no conllevan un gran esfuerzo y que pueden evitarnos gastos mayores en el futuro.
Garantizar una ventilación adecuada
El principal enemigo de la humedad es la ventilación, que se puede llevar a cabo de forma natural o mecánica. Abriendo puertas y ventanas y con la instalación de sistemas de extracción que expulsen eficazmente el vapor de agua contenido en los espacios habitualmente más húmedos (como el cuarto de baño o la cocina) nos aseguraremos de mantener unos niveles de humedad óptimos.
Atacar la fuente de la humedad
Identificar los focos de la humedad en casa permitirá atacar el problema de raíz. En algunos casos, los elevados niveles de humedad relativa están vinculados con fugas de agua en alguna pared, suelo o techo, o bien con errores de construcción o de diseño. Reparar estos fallos a tiempo, o colocar aislamientos en las paredes exteriores, evitará que el problema se extienda y favorecerá un uso más efectivo de los sistemas de climatización.
La presencia de humedades en las paredes, ya sean por culpa del vecino o por problemas de condensación, son pistas que te acercarán hacia la raíz donde se origina el problema.
Emplear sistemas de climatización más eficaces
El uso del aire acondicionado y del calefactor supone un factor determinante en los niveles de humedad relativa. Para bajar la humedad que hay en casa es vital regular la temperatura de ambos dispositivos teniendo en cuenta las condiciones del exterior. En la actualidad hay sistemas de climatización que integran sensores de humedad, además de unidades deshumidificadoras que facilitan este trabajo.
Prestar atención a pequeños hábitos
La humedad del hogar puede elevarse por una combinación de pequeños actos de las personas. Cocinar con ollas destapadas, darse duchas muy prolongadas, tender ropa en el interior, decorar con plantas que requieren gran cantidad de agua y acumular muchos objetos en espacios cerrados son solo algunas de las costumbres que influyen negativamente en los niveles de humedad relativa.
¿Qué porcentaje de humedad es recomendable tener en casa?
La saturación del aire surge cuando este contiene la máxima cantidad de vapor de agua necesaria, a determinada presión y temperatura, para llegar a su punto de rocío. En este caso la humedad relativa se situaría en el 100%. Por tanto, si el indicador se acerca a dicha cifra, quiere decir que se está en presencia de un ambiente húmedo, mientras que si ronda valores inferiores se percibirá una sensación de sequedad.
El Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE) recomienda valores estimados para controlar el nivel de humedad relativa en los espacios interiores, en pro de garantizar condiciones óptimas para el bienestar de los ocupantes:
– Durante el verano, la humedad relativa debe ubicarse entre 45% y 60%, en el seno de una temperatura operativa comprendida entre los 23° C y 25° C.
– Durante el invierno, la humedad relativa debe situarse en un rango de entre el 40% y 50%, con una temperatura operativa que oscile entre los 21°C y 23° C. Aislar tu casa del frío te ayudará a conseguir estos niveles de humedad relativa y temperatura.
El aparato encargado de medir este dato es el higrómetro (o medidor de humedad) que se puede adquirir para ayudar a estabilizar los niveles de la humedad relativa. El higrómetro también puede estar incorporado en un sistema de climatización de interiores, como el aire acondicionado o la calefacción.
La humedad relativa es un aspecto que muchas veces se deja de lado a la hora de trabajar la climatización del hogar. Incrementar el calor en interiores durante el invierno o bajar su intensidad durante el verano no bastará para garantizar el confort y comodidad necesaria para las personas que habitan el espacio.
Con estos sencillos trucos y pequeñas inversiones es posible regular la humedad en el hogar y así evitar que niveles elevados puedan generar daños a la infraestructura y mobiliario. Igualmente, evitaremos que surjan malos olores y condiciones para la aparición de microorganismos que pueden representar un riesgo para la salud.