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En las últimas décadas, la industria de las motocicletas ha tenido un importante desarrollo gracias a destacados avances tecnológicos, destinados principalmente a mejorar la experiencia de la conducción y a hacerla más segura. Aunque gran parte de estas innovaciones han sido incorporadas en modelos exclusivos y modernos, lo cierto es que algunas opciones mecánicas pueden adaptarse a distintos tipos y estilos de motos. Un caso como este es el del embrague antirrebote, un sistema que revolucionó el mundo de las dos ruedas por su funcionalidad y ventajas.
El mecanismo de embrague antirrebote cobró interés a partir del año 2001, cuando la categoría reina del Campeonato Mundial de Motociclismo inició una transición hasta pasar a llamarse MotoGPᵀᴹ, época que se caracterizó por la incorporación de motocicletas de mayor cilindrada y con motores de más tiempos en la competición. El embrague antirrebote se incluyó entonces como un sistema encargado de garantizar la estabilidad de la moto en pista.
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¿Cómo funciona el embrague antirrebote?
Como hemos visto, el embrague antirrebote es un sistema mecánico que se encarga de facilitar o interrumpir la conexión entre el cigüeñal y la caja de cambios, y de enlazar con esta última y a la rueda trasera el movimiento del eje del motor. Este proceso se produce al cambiar de marcha, lo que evita forzar la mecánica de la moto en pleno movimiento, especialmente en situaciones de poca estabilidad en carretera.
Se le denomina embrague antirrebote porque en un cambio de marcha descendente a elevadas revoluciones, la rueda trasera por inercia aumenta de velocidad y si se aplica el freno, el peso del conductor y la motocicleta se cargan sobre la rueda delantera. En esta situación, la rueda de atrás gira a una velocidad superior a la del vehículo y al hacer contacto con el suelo originaría un pequeño salto o rebote. La función del embrague antirrebote es evitar que esto suceda, al deslizarse progresivamente hasta lograr que la velocidad sea la misma en ambas ruedas, evitando tirones o rebotes.
Este tipo de embrague está especialmente diseñado para motos de alta cilindrada, debido a que ejecutan un frenado de motor más fuerte, lo que puede originar que el vehículo se salga de control y se produzca una colisión o accidente a gran velocidad. En resumen, el embrague antirrebote mejora la estabilidad de la motocicleta, lo que hace que la moto sea más cómoda y segura de pilotar.
Beneficios del embrague antirrebote
El embrague antirrebote es un mecanismo que permite disminuir el esfuerzo del conductor y de la moto al reducir marchas y frenar, pero que además se adapta a la perfección a los sistemas ABS y otros dispositivos mecánicos asociados a la estabilidad y tracción de la motocicleta. Por eso, se trata de una tecnología ampliamente recomendada para todos los tipos de motos, pero especialmente útil para los modelos de gran cilindrada.
Algunas de las ventajas por las que es conveniente optar por un embrague antirrebote son:
- Optimiza el rendimiento de la motocicleta al tener una instalación adecuada.
- Minimiza el desgaste o deterioro de la transmisión o caja de cambios.
- Impide que la rueda trasera se atasque en casos de fallos del motor o la transmisión.
- Atrae la fuerza de frenado del motor, lo que a su vez reduce el impacto en la suspensión.
- Brinda confortabilidad física al piloto en distintas situaciones de conducción.
- Aporta mayor seguridad y menor preocupación al conductor a la hora del frenado.
Aunque en muchos casos un embrague de este tipo no es absolutamente necesario, contar con él puede mejorar el confort y control sobre la moto. Es importante atener en cuenta que requiere de una inversión mayor a la de un embrague convencional, pero que resulta una inversión en seguridad.
