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Los problemas con la presión del agua en casa pueden llegar a ser una verdadera molestia: Al llenar la bañera, fregar, ducharnos…
Según el Código Técnico de la Edificación, la presión mínima medida en kilopascales debe de ser de 100 kPa (=1’02 Kg/cm2) para grifos comunes y de 150 kPa (=1’53 Kg/cm2) para calentadores. La presión máxima se sitúa en 500 kPa (=5’1 Kg/cm2).
Si la presión del agua en casa es muy baja puede ocasionar un mal funcionamiento de la instalación e incomodidad en la labores domésticas y de higiene. Por otro lado, una presión excesiva puede ocasionar importantes daños en conductos, válvulas y demás componentes. Por ejemplo, uno de los problemas más comunes cuando se sobrepasa la presión máxima es la aparición de golpes de ariete, originados por el cierre de válvulas y grifos.
Lo habitual es que la presión de la red hidráulica en una vivienda se encuentre entre 2 y 3,5 bares, aunque para intentar ser más precisos vamos a ver cuáles son los condicionantes que influyen en que tengamos una presión u otra.
Primero hay que saber cuáles son las distintas redes que permiten que tengamos agua corriente en casa y a quién pertenecen:
También debemos saber que, dependiendo de las redes, la presión del agua puede ir cambiando:
Si notas que tienes poca presión de agua en la ducha puedes probar distintas soluciones:
Si tienes problemas de presión de agua en los grifos deberías:
Si sufres problemas de presión de agua puntuales lo más probable es que se deba a variaciones en el suministro de la acometida. De cualquier manera, realizar una limpieza de grifos y revisar la válvula de presión de forma periódica puede ayudar a prever problemas con la presión del agua en casa.