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Controlar la temperatura del motor del coche es una de las tareas que todo conductor debe realizar en su vehículo. Cuando llega el verano, una de las mayores preocupaciones es asegurarse de que la temperatura del motor no suba. Pero, en invierno, debes evitar que el motor se enfríe demasiado y pierda potencia.
Un nivel óptimo de temperatura va a permitir que el vehículo tenga una mayor vida útil. Si el motor se sobrecalienta o se enfría en exceso se producen una serie de circunstancias que no solo dañan al motor, sino también a otros elementos del coche. De esta forma, el rendimiento general de tu vehículo se verá perjudicado.
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La temperatura normal del motor de un vehículo debe situarse siempre entre los 80 y los 90 grados centígrados. Esta temperatura la puedes observar en el panel de instrumentos del coche, donde verás un indicador que, en todo momento, va marcando la temperatura a la que se encuentra el motor.
La temperatura del motor del coche puede variar en diferentes momentos de la conducción. Por ejemplo, cuando se hace un adelantamiento la temperatura puede subir puntualmente llegando incluso a superar los 100 grados centígrados. Pero si luego vuelve a los valores normales, es algo que no debería preocuparnos.
También es probable que, a consecuencia de las altas temperaturas exteriores el motor del coche esté más caliente de lo normal, pero esta es otra de las situaciones que entra dentro de lo convencional. Sin embargo, hay ciertos momentos en los que la temperatura del motor del coche se mantiene alta por más tiempo:
Si el medidor de temperatura del motor del coche indica un valor más alto de lo normal, lo más recomendable es acudir a un taller lo antes posible para descartar cualquier avería. Pero antes de ello, es necesario que sigas una serie de recomendaciones fundamentales.
El frío del invierno puede afectar mucho al rendimiento del motor del coche. De hecho, cuando la temperatura es muy baja, los líquidos del vehículo se vuelven más densos. Esto hará que la potencia de las baterías sea menor y tengas problemas para arrancar el coche y dificultad para que el motor alcance una temperatura óptima.
La solución dependerá del modelo de coche que tengas. Si se trata de un vehículo diésel, debes darle al contacto un par de veces antes de arrancar el motor. Y si la temperatura es muy baja, merece la pena conocer algunos trucos para arrancar un coche diésel en frío y no dañar el motor en el intento.
Si el coche es de gasolina, bastará con arrancar directamente para que la temperatura vaya fluyendo.
A partir de aquí, es necesario dejar el motor del coche al menos durante uno o dos minutos al ralentí para que alcance la temperatura adecuada. A continuación, hay que llevar a cabo una conducción suave, sin forzar demasiado al vehículo. La idea es que poco a poco vaya entrando en calor y no de forma brusca para no dañar el resto de componentes.
Mantener la temperatura del motor del coche en un estado óptimo es fundamental para el correcto rendimiento del vehículo. El líquido refrigerante es el elemento que se encarga de mantener la temperatura estable y absorber el exceso de calor. En definitiva, es un sistema que debe funcionar a la perfección para que la temperatura esté siempre a los niveles adecuados. Por ello, siempre se recomienda el uso de un líquido refrigerante de calidad y específico para cada modelo de coche.