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La necesidad de disminuir nuestra dependencia energética de los hidrocarburos hace que los gobiernos y las empresas primen el uso de energías renovables. Esto conlleva fomentar la utilización de los vehículos eléctricos. Pero gran parte de la población es reacia a realizar esa transición energética por varios motivos. Uno de ellos es la dificultad para amortizar la inversión en un coche eléctrico.
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Calculando el coste de la transición energética
Cambiar a un coche con motor eléctrico implica mucho más que el coste del vehículo. Hay cuestiones como la disponibilidad de puntos de recarga en ciudades y carreteras que son tenidas muy en cuenta en el balance final.
Hay factores exclusivamente monetarios a la hora de realizar los cálculos. En cambio, otros no son directamente monetarios pero sí tienen relevancia económica. La mezcla de ambos aspectos dificulta un cálculo sencillo e intuitivo.
Factores exclusivamente relacionados con los precios:
- El precio del vehículo. Es el primero a tener en cuenta. Hoy día los vehículos eléctricos e híbridos suelen ser más caros que los propulsados por combustibles derivados del petróleo.
- El precio de los combustibles convencionales. En los últimos meses el precio del gasoil y de la gasolina protagoniza una considerable escalada que encarece el transporte.
- El precio de la electricidad. Sobre todo si tenemos un punto de recarga personal en nuestro garaje o domicilio, el precio de la electricidad pasa a ser un factor relevante. También protagoniza una intensa escalada desde hace un par de años.
- El precio del mantenimiento del vehículo. Algunas cuestiones mecánicas de los vehículos eléctricos tienen un mantenimiento más caro que en los vehículos tradicionales. Esto es debido a que es una tecnología novedosa con mercado más pequeño y con menos personas expertas en mantener esta mecánica.
Factores adicionales
- Tipo de uso del vehículo. No es lo mismo el uso que le da a su coche un taxista que una furgoneta de reparto. También hay diferencias entre un turismo de uso exclusivamente urbano y uno que se utiliza con frecuencia para largos trayectos.
- Ventajas en la circulación. Para fomentar el uso del vehículo eléctrico, las autoridades suelen permitir a sus conductores acceder a cascos urbanos con circulación restringida. Es algo que ocurre sobre todo en el centro de las ciudades. En estos casos, se crean zonas de bajas emisiones e impiden a vehículos de combustión interna acceder a dichas zonas.
- Trato fiscal y tributario del vehículo. En el marco del fomento del vehículo eléctrico se dan ventajas fiscales y tributarias a la compra y mantenimiento de estos automóviles.
Una manera adecuada de simplificar esta cuestión es encontrando el precio o coste por kilómetro del coche eléctrico.
Coste del coche eléctrico por kilómetro
Para los cálculos oportunos, primero necesitamos saber los precios medios de la electricidad hoy día (a finales de mayo del 2022). Estos precios varían cada hora. Tomamos como referencia las horas valle, entendiendo que las recargas del coche eléctrico suelen hacerse durante ellas, por ser cuando menos circulación de vehículos hay.
A finales de mayo del 2022, el kWh (kilovatio hora) en la hora valle oscila en torno a los 0,2099€.
Coste a los 100 km del coche eléctrico
El consumo a los 100 km suele usarse como referencia para indicar la eficiencia de un motor. Esta dependerá de cada coche e incluso del tipo de conducción del piloto. Es necesario saber que la eficiencia de los motores eléctricos es mucho mayor que la de los motores de combustión interna.
Por ejemplo, se estipula que el gasto medio de un coche eléctrico para recorrer 100 kilómetros es de 13 kWh. Mientras tanto, en el caso de los vehículos propulsados por combustible la media es de 45 kWh, casi tres veces más.
Teniendo en cuenta el precio medio de la luz indicado para los 13 kWh, el precio a los 100 kilómetros de un coche eléctrico serían 2,7287 euros. Dividiéndolo entre 100, cada kilómetro recorrido con un coche eléctrico nos saldría a 0,027 euros, acercándose a los 3 céntimos por kilómetro.
Hay que recordar que este es un coste repleto de factores muy variables, como el precio de la luz. Hay otros que, siendo menos variables, influyen en el cálculo, como la eficiencia de nuestra conducción o del modelo de coche en cuestión. A estos cálculos hay que añadir el precio inicial del vehículo, su tipo de uso, las ventajas fiscales si recibimos alguna, la amortización a largo plazo, etc.
En definitiva, el coste por kilómetro de un coche eléctrico es un precio orientativo de gran utilidad. Sin embargo, debe analizarse bien para comprender de dónde salen las cifras y cómo pueden variar. El coche eléctrico supone a largo plazo gran ahorro en combustible. Pero si se usa de manera ocasional, ese ahorro será menor y se tardará mucho más en amortizar la inversión.
Por el contrario, si el uso del coche es rutinario, su amortización será temprana y el ahorro mayor. Este es el motivo por el que los profesionales del transporte han sido los primeros en apostar masivamente por el coche eléctrico o híbrido, como es el caso de los taxistas.
El avance de la tecnología permite la rebaja del precio del coche eléctrico y la mejora de su eficiencia, facilitando que cada vez más conductores apuesten por él y contribuyan a la transición energética.