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Las obras en las comunidades de vecinos son el foco de problemas más común entre los propietarios porque surgen muchas dudas sobre los derechos y obligaciones que deben asumir ante estas situaciones tan caóticas. En este post vamos a daros las pautas necesarias para que vuestra comunidad sea un ejemplo de gestión y de armonía.
En los bloques de viviendas o en las urbanizaciones se suelen dar dos tipos de obras: las generales de la comunidad o las que lleva a cabo un vecino en particular. En el primer caso, es muy probable que el motivo de las obras sea llevar a cabo mejoras en los elementos comunes en general e incluso en la vivienda de uno de los propietarios para lo que la comunidad debe, en ocasiones, aprobar derramas o convocar una votación.
Por otro lado, cuando la reforma es de un particular este no tiene la obligación de pedir permiso a su comunidad siempre y cuando cumpla con unos requisitos en cuanto a seguridad, respeto y convivencia y lo comunique previamente a la Junta. En este caso, para evitar correr con los gastos de la obra en caso de accidente lo mejor es contar con un seguro de hogar que proteja la vivienda de los posibles daños.
Tanto para la obra en la comunidad como en una casa particular, se encuentran reguladas por dos reglamentos, los Estatutos de la Comunidad y la Ley de Propiedad Horizontal:
Además de conocer estos dos documentos, es importante que, si eres propietario, tengas la licencia de obra aprobada por el Ayuntamiento de tu localidad, además de otros papeles. Este trámite burocrático es imprescindible si quieres evitar conflictos vecinales.
Las obras son muy molestas para todo el mundo, pero también son necesarias. Por ello, es importante tener en cuenta el artículo séptimo de la Ley de la Propiedad horizontal, donde se recogen las normas básicas de convivencia en esta situación:
Si respetas estas normas, por mucho que tus vecinos se quejen, no podrán penalizarte de ninguna forma. No obstante, las herramientas más eficaces para conseguir que las obras molesten lo menos posible es el diálogo, la información y la comprensión. Comunica tu proyecto, establece plazos y contrata un seguro que te cubra las espaldas ante posibles incidentes.