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Todos los vehículos a diésel y gasolina cuentan con una válvula EGR que se sitúa entre el colector de admisión y el colector de escape. Permite que los gases regresen a la cámara de combustión para quemarse nuevamente, haciendo descender la temperatura de combustión y, en consecuencia, la disminución del NOX que se envía al ambiente cuando el vehículo circula.
La apertura de la válvula EGR depende de los parámetros indicados por la unidad de control del motor. Esta será la que determine la apertura de la válvula en función de la temperatura de circulación, las necesidades de aceleración y el giro del motor. Es por eso que cuando el propulsor está frío o si el coche requiere de mucha potencia de conducción, la válvula no se activa, pues supone una pérdida de fuerza para el vehículo.
Si te preguntas qué es la válvula EGR y para qué sirve debes saber que se trata de un dispositivo obligatorio en la Unión Europea desde la década de los 90 en todos los coches con motor diésel. La válvula EGR sirve para reducir la emisión de gases contaminantes de un vehículo.
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En la década de los 90 apareció en Europa la válvula EGR, en inglés, Exhaust Gas Recirculation. Es decir, una válvula para la recirculación de los gases de escape. Y es que todos los vehículos a motor generan gases por la combustión del mismo motor. Estos son contaminantes, pues incluyen dióxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno. Los hidrocarburos y el dióxido de carbono se tratan por un catalizador, pero la válvula EGR es la que se encarga de gestionar, registrar y controlar los niveles de los óxidos de nitrógeno, por sus siglas, NOX.
La eficiencia de la válvula EGR depende del tipo de motor del vehículo. Así, por ejemplo, cuando se trata de disminuir las emisiones de NOX en un vehículo diésel, se disminuirá en un 50%; en el caso de los de gasolina será un 40%, mientras que en los de gasolina de inyección directa existe una variación de entre el 50% y el 60%. La válvula además permite reducir las emisiones de dióxido de carbono y el consumo; las reducciones de CO2 también varían en función del tipo de motor del coche.
Una válvula EGR tiene el objetivo de hacer una recirculación de gran parte de los gases que salen por el tubo de escape; es decir, tiene que reintroducir el humo que resulta de la combustión del motor en los cilindros. Así se reducen las emisiones de NOX.
El funcionamiento de la válvula EGR en los vehículos más modernos y avanzados depende de los sensores de temperatura de cada motor, el régimen del mismo y la aceleración. Según estos parámetros el coche abrirá o cerrará la válvula. Sin embargo, generalmente estas válvulas permanecen abiertas cuando el coche circula con el motor caliente o si el motor es de régimen bajo.
La EGR del coche puede abrirse de dos maneras, todo depende del tipo de válvula. La apertura puede ocurrir por un actuador eléctrico o uno de vacío, siendo las de vacío las más eficaces y las que se encuentran en los coches más modernos. Gracias a este sistema puede controlarse mejor el grado de apertura de dicha válvula. Solo algunos vehículos cuentan con un intercambiador de calor que utiliza el líquido refrigerante del motor. Cuando se utiliza el sistema de refrigeración se disminuye la temperatura y, en consecuencia, las emisiones de NOX en el ambiente.
Las válvulas EGR pueden ser:
Ahora que ya sabes qué es la válvula EGR de un coche, debes saber cómo limpiarla para evitar averías y, en consecuencia, daños en el vehículo.
El grado de dificultad a la hora de limpiarla depende del tipo de válvula con la que cuente el vehículo. Las válvulas electrónicas, a pesar de ser más eficaces, son también las más caras y requieren de una sustitución en caso de averías. Ahora bien, si no quieres cambiar la válvula EGR, puedes acudir a un experto para que haga la limpieza de la misma utilizando equipación avanzada que permite la eliminación de partículas que obstruyen el dispositivo.
Puedes hacerlo conduciendo a una velocidad alta durante diez o quince minutos, todos los días. Con esto conseguirás que el motor se caliente y mantenga un ritmo constante en sus revoluciones. De esta forma, la válvula trabajará con la potencia necesaria para eliminar la carbonilla acumulada. La velocidad de circulación deberá ser de entre 110 y 120 km/h, y en una marcha por debajo de la conducción habitual. Subir las revoluciones por minuto del motor es una manera eficaz de mantener el sistema de inyección limpio.