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Los coches necesitan entrar en calor antes de iniciar la marcha. De lo contrario, no solo estarás provocando un desgaste mecánico, sino también es probable que, con el tiempo, pueda sufrir alguna avería importante por ello. Para evitar esto, hoy vamos a conocer algunos trucos para arrancar un coche diésel en frío sin que este sufra por ello.
Cuando la temperatura exterior es muy baja, a los coches de gasóleo les cuesta mucho más arrancar. De hecho, si tratas de hacerlo sin cuidado, estarás sometiendo a los calentadores del motor de tu coche diésel a un esfuerzo extra. Esto es algo que afectará, en primer lugar, a toda la parte eléctrica del vehículo, y más tarde, a todo el engranaje del motor.
Recuerda contar con un seguro de coche con todas las coberturas que necesites y cumpla con las características específicas de tu vehículo para conducir totalmente tranquilo en cualquier época del año.
Estos trucos para arrancar un coche diésel en frío tienen como objetivo que el vehículo no sufra en los meses de invierno. Al hacerlo de forma correcta, estarás aumentando la vida útil del vehículo y evitando riesgos de sufrir diversas averías, que tienen que ver con el arranque de un vehículo y que suelen tener un coste de reparación elevado.
La batería es uno de los elementos del vehículo que más suele sufrir las consecuencias de las bajas temperaturas. Uno de los trucos para arrancar un coche diésel en frío, que puedes poner en práctica antes de subirte al coche, es pasar un paño caliente y seco sobre la batería, ya que si esta se encuentra muy fría va a tener dificultades para funcionar sin problemas.
Una de las maneras de arrancar un coche diésel en frío es encender el sistema eléctrico del vehículo unos segundos y repetir el proceso dos o tres veces. En este sentido, lo más recomendable será girar la llave solo hasta el primer punto (en el que hace contacto pero no llega a arrancar el motor). De esta manera, los calentadores del combustible se activaran con menos esfuerzo.
Si le das al contacto dos o tres veces antes de arrancar el motor, permitirás que los calentadores trabajen durante más tiempo y no se vean expuestos a un abrupto arranque en frío. Así, lo que consigues es que el inicio de la combustión sea mucho más fluido y suave para el vehículo.
En las zonas de frío es habitual añadirle un producto anticongelante al diésel. Hay quienes optan por añadir un pequeño porcentaje de gasolina al diésel, ya que el punto de congelación de esta es de en torno a los 100 grados bajo cero. Sin embargo, la mejor solución siempre será utilizar anticongelante.
Una vez que el coche ya ha arrancado, es preferible dejarlo unos minutos al ralentí. De esta manera, el motor estabilizará mejor el régimen de vueltas y dejarás tiempo para que el aceite recorra y lubrique buena parte de los elementos del vehículo. Además, después de arrancar no debes pisar en exceso el acelerador. La idea es que el motor alcance la temperatura de funcionamiento adecuada antes de someterlo a esfuerzos.
De hecho, si el frío es extremo (por debajo de los cero grados), en el arranque en frío de coches diésel debes mantener el motor en marcha y sin moverse durante, al menos, cinco minutos. Es el tiempo que deberás esperar para que alcance la temperatura óptima.
A veces el truco no está en el arranque en sí, sino en el cuidado y los elementos que se utilicen en el coche. Uno de los consejos más prácticos para arrancar un coche diésel en frío es elegir el aceite de motor adecuado. Si el frío es muy intenso, puedes optar por usar un aceite no muy denso o por un aceite multigrado.
Cualquiera de estas dos opciones hará que, antes de arrancar, todos los elementos del vehículo estén correctamente lubricados. No obstante, es recomendable dejar el coche arrancado durante unos minutos para que el aceite llegue bien a todas las elementos del vehículo.
Estos son, en definitiva, algunos de los trucos para arrancar un vehículo diésel en frío o que lleva parado mucho tiempo. No te olvides de tener un poco de paciencia al arrancar en estas condiciones. El objetivo es dejar que el coche se caliente y alcance la temperatura adecuada para que pueda funcionar en óptimas condiciones. Tu coche te lo agradecerá.