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Si vas a contratar un seguro para tu automóvil, te recomendamos uno a todo riesgo para que tengas la máxima tranquilidad. Y es que, con él, recibirás las mejores protecciones tanto para ti y tu vehículo como para terceros en caso de accidente. Pero, si no sabes exactamente qué cubre el seguro a todo riesgo, vamos a explicártelo.
Como su propio nombre indica, un seguro a todo riesgo está pensado para cubrir todos los posibles siniestros que puedas sufrir con tu automóvil. Así, en primer lugar, incluye tu responsabilidad civil tanto obligatoria (la que marca la Ley) como voluntaria en caso de accidente. Dentro de esta última, estarían amparados igualmente los daños que cause tu remolque o caravana, si los tuvieras.
Igualmente, ampara la asistencia en viaje. Es decir, el envío de una grúa en caso de avería de tu vehículo. Y también la defensa jurídica de tu persona si tienes un siniestro. En este sentido, opcionalmente, puedes contratar la gestión de multas. Del mismo modo, en tu póliza va incorporado un seguro de accidentes para ti como conductor (los ocupantes quedarían cubiertos por tu responsabilidad civil).
Por otra parte, el seguro que te recomendamos incluye las coberturas de incendio y robo de tu coche, así como la de rotura de lunas. Y, hasta aquí, no difiere mucho de lo que llamamos seguro a terceros ampliado. Sin embargo, el todo riesgo cuenta con más garantías adicionales. La principal de ellas es la de daños propios. Como su nombre indica, consiste en que todos los desperfectos que pueda sufrir tu vehículo en caso de accidente están amparados por la póliza. No obstante, en este sentido, debemos hacerte una precisión.
El seguro a todo riesgo tiene, básicamente, dos modalidades:
Si contratas este tipo de seguro, no tendrás que abonar ninguna cantidad de dinero en caso de que sufras un accidente. Es decir, todos los daños, tanto de terceros como propios, estarán cubiertos por tu póliza.
A diferencia del anterior, tu seguro lleva una franquicia incorporada. Esta puede ser, por ejemplo, de 150 o 600 euros. Y significa que, en caso de siniestro, tendrás que abonar esas cantidades de tu bolsillo. Como puedes ver, se trata de un seguro menos completo que el anterior, pero también resulta más económico.
Por otra parte, la póliza a todo riesgo de automóvil cuenta con una serie de coberturas opcionales que debes contratar aparte. Entre ellas, se encuentra la que ya te hemos mencionado de gestión de multas, pero también la de retirada de carnet de conducir y la de coche de sustitución. Mediante esta, si sufres un accidente y tienes que dejar tu vehículo para reparar, tendrás otro para poder moverte en tus desplazamientos con un máximo de 30 días.
En conclusión, a la hora de revisar qué cubre el seguro a todo riesgo, te diremos que hay una diferencia esencial con el de daños a terceros. Se trata de que el primero ampara también los daños que sufra tu propio vehículo en caso de accidente.
Compara los seguros de coche que te ofrecemos y revisa las coberturas que tiene cada opción. De esta forma, sabrás la póliza que debes contratar para el uso que das a tu vehículo.