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Es muy posible que alguna vez hayas escuchado que un coche tiene reserva de dominio, pues buena parte de los compradores de coches lo hace a través de una financiación. Esta financiación puede ser total o parcial sobre el importe total del vehículo, pero también pueden beneficiarse de algún descuento, servicio de mantenimiento o garantía. La reserva de dominio se vincula estrechamente con el leasing, el renting y el pago por uso.
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Comprar un coche a través de una financiación es bastante parecido a hacer la compra de una casa a través de un crédito hipotecario. Una vez que se termina de pagar la hipoteca, hay que cancelarla y registrar la propiedad ante el Registro de la Propiedad para que quede constancia que la casa es tuya. Lo mismo ocurre con los automóviles, es necesario cancelar la reserva de dominio del coche porque consta en el Registro de Bienes Muebles. Cuando termines de pagar, es momento de quitar la reserva de dominio del coche.
La reserva de dominio en realidad es una cláusula que aparece cuando se firma la financiación para la compra de un coche y que viene incluida en el contrato de compraventa, generalmente, en los contratos de compra a plazos. La financiación puede ser de cualquier entidad: un banco, el concesionario, la financiera de la marca del coche o cualquier otra institución que otorgue financiación de vehículos.
La cláusula de reserva de dominio está vigente desde el momento que se firma el contrato por el que se financia el coche y hasta el momento en el que este ha terminado de pagarse. Al igual que las hipotecas, la garantía que se presenta ante la institución es el bien adquirido, en este caso, el vehículo. Es por eso que en caso de no pagar la deuda, la financiera puede ejercer sus derechos sobre el vehículo.
Mientras la cláusula de reserva de dominio esté vigente, la persona que ha comprado el vehículo no tiene la propiedad plena sobre el vehículo. Es decir, la institución que financia la compra no cede los plenos derechos sobre el bien hasta que la deuda no se pague. Es aquí cuando entran en juego tres conceptos clave: posesión, propiedad y dominio. La posesión es de quien ha firmado el contrato pues, una vez otorgada la financiación, se entregan las llaves del vehículo; sin embargo, la propiedad y el dominio son de la financiera, banco, concesionario o cualquier otra institución crediticia.
Todo coche que haya sido adquirido a través de una financiación, sin importar la institución que haya concedido el crédito, tendrá reserva de dominio. Cuando se termina de pagar la deuda es momento de retirar las cargas que pesan sobre el bien que se ha financiado; de esta manera se pueden disponer de todos los derechos sobre el vehículo. Es decir, se podrá tener no solo la posesión, sino la propiedad y el dominio del mismo. Una vez que has hecho esto podrás disponer del vehículo y hacer con él lo que quieras: venderlo, alquilarlo, donarlo, etcétera.
Ahora bien, es importante destacar que vender un coche con reserva de dominio no es posible; como tampoco es posible comprar un coche con reserva de dominio (en caso de que hayas visto alguna oferta de venta de coches de segunda mano).
No puedes vender el coche porque básicamente el coche no es tuyo. Tampoco nadie puede ofrecerte un coche de segunda mano que aún tiene la reserva de dominio.
Para saber si un coche tiene reserva de dominio si eres el comprador, recuerda que quien te vende el bien debe hacerlo con todos los papeles del mismo, pero también puedes comprobarlo tú mismo.
Es imposible cambiar la titularidad de un automóvil en la DGT si existe la reserva de dominio. Por eso, antes de comprar un vehículo de segunda mano, debes comprobar las cargas que pesan sobre este vehículo.
Es posible consultar la reserva de dominio del coche en la DGT a través de un informe donde te darán parte de la información. Sin embargo, para mayor seguridad, lo mejor es acudir directamente al Registro de Bienes Muebles y pedir una nota simple.
Cancelar la reserva de dominio de un vehículo puede ser un trámite un tanto engorroso, pero es sumamente necesario que lo hagas. En ocasiones, dependiendo de la institución que concedió la financiación, puede ser esta quien haga el trámite de forma gratuita. También puedes solicitar la ayuda de una gestoría, pero es posible hacerlo tú mismo bien desde casa o acudiendo a las oficinas del Registro de Bienes Muebles.