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El coche autónomo ha dejado de ser el sueño del futuro de unos pocos para convertirse en una realidad que ya pueden ver con sus propios ojos los miles de conductores madrileños que recorren a diario las carreteras de la capital.
En marzo de 2018 se activó en Madrid el proyecto piloto por el cual tres coches, ocupados cada uno por dos técnicos, circulan de manera autónoma por el carril para vehículos de alta ocupación Bus Vao, que une la A-6 con la M-30.
Este experimento forma parte del programa de innovación Atocitis, que trabaja para contribuir a la adaptación de la normativa así como los centros de control de tráfico y las infraestructuras en vista de que la conducción autónoma cada vez está más próxima.
Madrid, pionera en Europa en vehículos sin conductor
Madrid ha sido la primera gran capital europea en acoger este piloto, pero no será la única. Los coches sin conductor pronto recorrerán las carreteras de Lisboa y París con el objetivo de crear una red de comunicación también entre distintos países, en la que el ocupante del vehículo esté conectado a un centro de control.
Para el proyecto piloto de Lisboa, que se va a llevar a cabo en la autopista A-9, en el tramo entre la A16 y la EN6, lo que se va a estudiar es cómo este tipo de automóviles reaccionan cuando se les informa sobre congestiones de tráfico, se les notifica de la existencia de vehículos lentos o estacionados y avisos de climatología adversa.
Los coches autónomos aún continúan en fase de pruebas
Y en la Ciudad de la Luz, cuyas pruebas se realizarán en la autopista A-13 (a las afueras de la ciudad), además de avisos de situaciones peligrosas se les pondrá a prueba en los atascos y se contribuirá a gestionarlos, ofreciendo información sobre la velocidad o carriles recomendados, utilizando la comunicación desde el centro de control a los vehículos autónomos.
¿Por qué se están realizando estas pruebas piloto con coches autónomos?
Cuando todas estas pruebas piloto hayan tenido lugar, lo que se espera de este programa Autocitis, liderado por la compañía española Indra, es facilitar la circulación de los vehículos sin conductor en los puntos con mayor tráfico y favorecer la convivencia segura de este tipo de coches con los automóviles convencionales.
Además, permitirá avanzar en el marco regulatorio y las normas de tráfico a nivel internacional adaptadas a esta nueva forma de transporte, y también contribuirá al correcto desplazamiento de los vehículos autónomos a través de los diferentes países europeos.
La regulación para que los vehículos sin conductor puedan convivir con los tradicionales llegará tarde o temprano, y este tipo de pruebas ayudan a acelerar estos procesos
¿En qué consisten estas pruebas con coches sin conductor en Madrid?
El experimento se basa en permitir que tres automóviles recorran el circuito establecido como cualquier otro vehículo pilotado por una persona. Durante el trayecto, este coche autónomo es capaz de acelerar en función del tráfico y de continuar en su carril, de adelantar y reaccionar al comportamiento de otros vehículos.
Además, se les somete a pruebas extra, como puede ser enviarles la orden, desde el control de la DGT, de reducir su velocidad durante un área determinada ante la presencia de una incidencia, y una vez que sale de este radio, el vehículo ha de retomar su velocidad inicial.
La comunicación centralita-vehículo resulta fundamental para garantizar la convivencia segura entre coches autónomos y convencionales y permite ampliar “la visión” del vehículo autónomo, ofreciéndole información en tiempo real sobre lo que va a encontrar en su camino.
Una comunicación fluida entre el centro de control de la DGT y el vehículo sin conductor es fundamental para realizar este tipo de pruebas
En cada uno de los paseos que estos automóviles realizan por las carreteras de Madrid siempre es necesario que los coches vayan ocupados por un conductor y un ingeniero. La conducción autónoma aún se encuentra en un nivel experimental y se requiere supervisión humana por si hubiese algún problema.
Infraestructuras necesarias
Para que este proyecto pueda ser viable y sus resultados útiles, no solo ha bastado con que los coches reúnan la tecnología adecuada, también han sido necesarios ciertos sistemas de información y seguridad desarrollados por Indra en exclusiva para este programa.
Entre otros destacan los servicios inteligentes de transportes, que permiten que los vehículos puedan comunicarse entre sí e intercambiarse datos, así como con la infraestructura y los usuarios.
En el caso de Madrid, se han desarrollado tres servicios que se han integrado en túneles Horus, también desarrollados por Indra, para la que se ha creado un nuevo módulo que permite gestionar el envío de información al vehículo autónomo o conectado.
Dicha plataforma Horus obtiene información de las incidencias a través del canal de información de la Dirección General de Tráfico (DGT) mediante el protocolo DATEX2, un estándar europeo para el intercambio de información entre centros de control de tráfico.
Además, se están instalando en el bus-VAO de la A-6 las primeras unidades de carrera RSU (Road Side Units), que cuentan con varias tecnologías de comunicación ITS-G5 y comunicaciones móviles.
¿Estos coches autónomos en Madrid son el preámbulo de un futuro sin conductores humanos en toda España?
Que el coche sin conductor ha llegado para quedarse parece cada vez más evidente. El vehículo del futuro tiende a prescindir de los errores de los seres humanos y cada vez hay más consenso en que este tipo de tecnologías reducirá de forma drástica el número de accidentes en carretera.
La adaptación a esta revolución, que se encuentra a la vuelta de la esquina, implica a todos los actores del sector automovilístico: conductores, normativa, fabricantes, compañías aseguradoras… Nadie se libra si se quiere encontrar un hueco en las carreteras de las próximas décadas.